Nueva artesanía

Nada hay necesariamente bueno porque sea tradicional, ni necesariamente malo porque sea nuevo. Existen cada vez más artesanos jóvenes que se incorporan al oficio sin un bagaje, pero que conocen y dominan las técnicas, al tiempo que tienen las ideas muy claras con respecto a lo que quieren hacer. Otros, herederos directos de muy viejas tradiciones, experimentan la necesidad de expresar su propia personalidad, quedándoles estrecho el marco de la simple y escureta repetición de piezas que aprendieron de sus  mayores. Por último, también es importante constatar que muchos de los artesanos jóvenes han encontrado en esta actividad un medio de ganarse la vida y, en ocasiones, una particular forma de entender la vida, sus relaciones laborales e incuso a ellos mismos. Por todo esto, resulta absurdo establecer una línea purista y descalificadora entre los diversos tipos de artesanía. Igual que resulta absurdo pretender, que lo antiguo es malo, caduco e inútil, y que lo único que vale es lo nuevo.

Entre la ingente variedad de objetos artesanos de nuevo cuño que se ofrecen en las tiendas y mercadillos de La Palma no es fácil diferencias el grano de la paja. Muchos jóvenes mezclan, para su venta, piezas elaboradas por ellos mismo con otras importadas. Algunos se dedican esporádicamente a esta actividad y los hay que incluso que, en una movilidad muy propia de un lugar de emigración y acogida, aparecen y desaparecen tanto en el oficio como en la propia isla.

 

Texto: © «Guía de artesanía La Palma». Myriam Cabrera, María Victoria Hernández y Vicente Blanco